El modelo económico de la “Revolución Bolivariana” es generador de inflación
El problema no es el precio del petróleo ni la guerra económica, son las medidas surgidas de un contexto ideologizado. En la ruta seguida por el “Socialismo del Siglo XXI” se da protagonismo al Estado, a través del gasto público, alimentado por los ingresos derivados de las exportaciones de petróleo. Con precios del crudo elevados, quizá las dificultades no las sentiríamos tan fuertemente, pero estarían allí, latentes, al acecho. El caos lo engendra el modelo y lo dispara eventualidades como la caída de los precios del crudo.
La receta incluye, como se ha visto en los últimos 18 años, además de inflación, una buena dosis de:
• Devaluación.
• Déficit fiscal.
• Acoso a la incitativa privada.
• Controles de precios y regulaciones excesivas.
• Disminución del producto y la riqueza nacional
• Baja inversión extranjera y fuga de capitales.
• Éxodo de población, la mayoría profesionales calificados.
• Corrupción.
• Y como guinda de la torta, expectativas desfavorables de los ciudadanos y las empresas sobre el futuro desempeño de nuestra economía.
En resumen, más pobreza, escasez de productos básicos y deterioro de la calidad de vida para la población.
Ante la catástrofe económica que nos ha dejado el experimento bolivariano, se plantean alternativas para el renacimiento de Venezuela. En este sentido, en los últimos años, se ha escuchado, con cada vez mayor insistencia, sobre la posibilidad de dolarizar la economía.
Quienes estas voces alientan, afirman que la dolarización sería una escapatoria a la terrible inflación y devaluación del bolívar. Ambos males, los peores para el bienestar de las familias, han sumido a los ciudadanos en una situación de precariedad atroz, como nunca imaginaron que pudiera ocurrirles
¿Es esto viable? ¿Funcionaría? ¿Cómo se logra? Son las preguntas que pudiera tener el lector ante esta posibilidad. Trataremos de responderlas a continuación.
¿Pero… Qué es dolarizar?
Es una medida de política económica, mediante la cual un país decide prescindir de su propia moneda de curso legal, sustituyéndola por la de otro país. En los casos más conocidos, y citados como ejemplos recurrentes, se utiliza el dólar estadounidense como nueva moneda.
Como toda medida de política económica, hay grados y variantes de dolarización.
La misma puede ser oficial, de acuerdo a la ley, como acto de gobierno. O “de hecho”, cuando los precios se tasan en una moneda extranjera, para luego “traducirlos” a la moneda local, como simple formalidad en las transacciones.
Y, puede ser total, al sustituirse por completo la moneda nacional por la foránea. O parcial, cuando se permite la convivencia de dos, o hasta más, signos monetarios legalmente.
Entre los países cercanos, que han implementado la dolarización formal y total de su economía, están: Panamá (desde 1904), Ecuador (desde 2000) y El Salvador (desde 2001). En los tres la decisión fue motivada por causas diferentes y su éxito ha sido igualmente distinto. Pero el hecho de que por lo menos se haya mantenido la medida por más de 15 años, en cada uno de ellos, habla de cierta estabilidad lograda.
Tiene sus ventajas y desventajas
Esta medida, como casi todo en economía y política, tiene sus defensores y sus detractores. Los primeros toman la evidencia empírica, los países dolarizados, para mostrar una salida posible a nuestra difícil situación. Sin embargo, los segundos no dejan de tener explicaciones interesantes, también probadas en la realidad.
Sea Ud. amigo lector el que ponga unos y otros en la balanza
Principales argumentos a favor:
• Cuando se adopta la moneda de otro país, se elimina la posibilidad de los gobernantes de turno de financiar sus gastos emitiendo dinero inorgánico, sin respaldo en las reservas internacionales. Generar numerario de esta manera, es la causa principal de los procesos inflacionarios, empobrecedores de la población.
• Los países dolarizados no pueden devaluar la moneda, ya que esto es potestad del emisor, en este caso de las autoridades de la Reserva Federal (banco central) de Estados Unidos. Esto se considera positivo cuando se asume que las devaluaciones implican una pérdida de riqueza de los ciudadanos. Ya que la moneda, al devaluarla, tiene menor capacidad de compra.
• La estabilidad lograda en los precios, tanto de los bienes como del tipo de cambio, genera confianza y quiebra las expectativas negativas sobre el futuro de la economía. Se traduce esto, en la disminución del riesgo país en los mercados internacionales de dinero, abaratando los créditos y aumentando el flujo de inversiones internacionales.
Principales argumentos en contra:
• El origen de las ventajas de la dolarización es tomado a la vez como su principal objeción. La pérdida de autonomía del país en el manejo de sus políticas monetarias, lo dejaría vulnerable ante cambios repentinos del entorno económico internacional (“shocks externos”). Por ejemplo, una disminución de sus ingresos por exportaciones o devaluaciones de las monedas de países vecinos o socios comerciales. Ante estas eventualidades, recurrir a ajustes cambiarios (depreciación de la moneda) aligera las consecuencias a lo interno, de los cambios externos desfavorables.
• Si bien la dolarización genera estabilidad en los precios y el tipo de cambio, los agentes económicos podrían no reaccionar positivamente a la misma, si la inestabilidad política o el mal manejo de la economía presagian dificultades futuras. Es decir, dolarizar podría ayudar, pero nunca sería garantía total e inmediata de bienestar, crecimiento y desarrollo económico.
• En caso de crisis en el sistema bancario, la cual puede originarse dentro o fuera del país, el banco central no podría auxiliar a las entidades financieras. Debido a que los ahorros estarían en dólares, sólo podría actuar limitadamente para socorrer a los bancos y a los ahorristas.
Alternativas para Venezuela
Todos los procesos hiperinflacionarios de la historia, han acabado con los regímenes que las provocaron. También han llevado a una radical reforma monetaria.
Venezuela en los últimos cuatro años ha vivido una escalada de precios vertiginosa, llegado al nivel de una hiperinflación en los últimos meses (finales de 2016 y principios de 2017).
Como expusimos al inicio de este artículo, el modelo ideológico, cuesta llamarlo económico, implementado por la “Revolución Bolivariana”, es creador de inflación, devaluación y pobreza.
De entrada, tomar la medida de dolarizar bajo el régimen del “Socialismo del Siglo XXI”, sería sencillamente suicida. En todo caso, su manía nacionalista, le niega esa posibilidad, a Dios gracias.
El mensaje en la botella, es para ser encontrado por nuevos timoneles. A ellos corresponderá la decisión, absolutamente necesaria, de reformar el patrón monetario. La creación de una nueva moneda, una reconversión monetaria o la dolarización total o parcial de la economía, están entre las alternativas.
¿A cuál apuesta Ud. amigo lector?
NOTA: Agradecemos la colaboración de éste artículo al Econ. H. J. Jiménez, @13CarpeDiem13 .
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